20 jun 2011

LOS PADRES COMO EDUCADORES - MARCANDO LA DIFERENCIA

ESCUELA TALLER DE PADRES Y FAMILARES DE PERSONAS CON TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA 2011

Luego de haber conocido el proyecto Ann Sullivan en Ruedas (Perú), diseñado para dar respuestas y convertir a los padres en educadores de sus hijos, ya que por las largas distancias y la geografía del lugar, tienen difícil acceso a los centros terapéuticos. Hemos adaptado y pensado el mismo para nuestra comunidad, y con la responsabilidad de ser los pioneros, comenzamos desde el año pasado a poner el mismo en funcionamiento.
Aunque nuestros hijos tengan acceso a terapias de distinta índole, la mayor parte del día, de los meses y de sus años está con sus padres, con su familia. Es indispensable que sepamos modelar conductas, hábitos; enseñar hasta las actividades mas automáticas de la vida cotidiana (cómo lavarse las manos, etc.) o poder realizar un continuo de lo que las terapéuticas enseñan en relación a lo diario. Nuestros hijos piensan, procesan la información, y aprenden de manera diferente, saber cómo es su mundo interior nos ayuda a acercarnos y a diagramar estrategias para lograr de manera eficaz estas enseñanzas.
También es importante que nuestro recorrido sea al lado de los terapeutas que llevan a cabo su rehabilitación, caminar juntos nos permite ver, colaborar, enriquecernos y por sobre todas las cosas no ser simples espectadores del transcurso de la vida terapéutica de nuestros hijos. Son los padres los que conocen las necesidades de sus hijos en relación a los ámbitos en los que se desarrollan, los que pueden da un continuo y mayor sentido y los que conocen la validez de las estrategias implementadas en su familia, única y particular.
El hogar, la familia, los padres y hermanos son el primer ámbito de socialización de cada niño. Cada uno de los integrantes puede participar activamente en este proceso, de esta manera no sólo se logra disminuir el estrés, sino que se favorece la interacción y la inclusión de nuestros hijos en la dinámica cotidiana; lo que conlleva a la disminución de las conductas inapropiadas o disruptivas.
Pero entonces surgen estas preguntas ¿Qué Hacer? ¿Cómo hacer?. Las respuestas las buscamos en conjunto, orientados profesionalmente y de forma dinámica en la escuela para padres. Donde en la primer etapa de su desarrollo el tema abordado fue “Aprendiendo a jugar con mi hijo”.
El juego puede ser toda acción u ocupación libre y voluntaria que se desarrolla en un formato de tiempo y espacio determinado, pre establecido o improvisado. Libre de la frontera de la edad. Puede ser más cosas que queramos pensar.
Pero para nosotros, padres de personas con alteraciones importantes en relación a la comunicación, el lenguaje y los intereses, el juego puede servirnos como herramienta. Una herramienta placentera, ideal y creativa para enseñar actividades, para interactuar con pares, familiares, grupo social, para la adquisición de habilidades sociales, la adquisición de conceptos de espacio-tiempo, para atrapar su mirada y contactarse, en fin una herramienta práctica y poderosa que sirve de puente a lo cotidiano, lo terapéutico, lo pedagógico, lo singular, lo social, etc.
Entonces si aprendemos a jugar con nuestros hijos, estamos aprendiendo a utilizar una herramienta que nos puede abrir muchas puertas, y a la vez fortalecemos vínculos.
Muchas veces decimos: “Mi hijo nunca juega…” “Mi hijo juega solo, no le gusta que lo molestemos” “Mi hijo nunca va a poder jugar con los otros…”
Algunas sugerencias son:
  • Aprender a observar para detectar su interés en actividades y objetos.
  • Llamar su atención como posibilidad de inserción.
  • Ser consistentes. 
  • Como estrategia y para no frustrarse, una primera forma de juego  pueden ser los corporales, cosquillas, correrlos, esconderse, mecerse, etc. 
  • Incorporar juegos desde los que ya existen. 
  • Reforzar las enseñanzas de lo nuevo.
  • Insistir. 
  • Aprovechar situaciones cotidianas y de auto valimiento para hacerlas juego.
  • Marcar el principio y el final del momento de juego.
  • Siempre recordarle lo bien que lo han pasado.
  • Cuando un juego esté aprendido, incorporar otras personas.
  • El padre que enseña es el que debe controlar la situación.
  • No prestar atención a las conductas disruptivas que puedan aparecer pues desviarán la atención del objetivo principal “jugar”.
  • Los tiempos deben ser cortos al principio y se incrementarán poco a poco.
Esta escuela nos permite practicar situaciones que cada padre lleva, generar ideas a través del análisis de las mismas, repensar cuestiones y particularidades de cada uno en un marco de responsabilidad, de respeto y ante todo de ganas de ser padres y educadores, por nuestros hijos y para lograr en ellos la puesta en marcha de sus habilidades en pos de una mejor calidad de vida para ellos y para las familias.
Por último, la Comisión Directiva de APadeA La Plata y los padres de las 21 familias que han transcurrido esta primera etapa, agradecemos la intervención y el acompañamiento de la Lic. Pilar Valentín Suárez con quien hemos podido generar proyectos y seguir adelante.
El próximo tema que abordará esta escuela serán las conductas inapropiadas, disruptivas o inadecuadas. Estrategias para redirigirlas.

Comisión Directiva – APadeA La Plata