1 may 2011

EL AGUA COMO ACTIVIDAD TERAPEUTICA EN PERSONAS CON TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA
Lic. en Psicología Cecilia Peranzi
CETNA BAMBU (*)
1/5/11, La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
El agua, en pacientes con Trastornos Generalizados del Desarrollo o del Espectro Autista, estimula a través del contacto con la piel sus sentidos y esto produce un gran placer y alegría. Su cuerpo necesita actividades, oportunidades, sorpresas y juegos, trabajo sobre su fantasía en función de la seguridad acuática, acompañados por terapeutas especializados en llevar a cabo dicha actividad. Lo que no deja de sorprender es como se desarrolla en ellos la observación, comunicación con la expresión del rostro y del gesto corporal, o a través de la palabra, hasta que por fin, llega la independencia acuática. En este camino se construye gradual y sutilmente un potencial que lo acompañará por el resto de su vida... el “yo puedo”.
No podemos dejar de tener en cuenta el objetivo de trabajo de la Psicomotricidad como disciplina que estudia la implicancia del movimiento en la construcción y el desarrollo de la identidad, del pensamiento, de la inteligencia, de la comunicación y de la vida afectiva. El cuerpo en el agua debe atravesar adaptaciones especiales y únicas, y la psicomotricidad facilita y da una nueva orientación al enfoque metodológico del movimiento acuático, especialmente en la primera infancia, donde el cuerpo es la fuente de todos los aprendizajes.
Desde el punto de vista de la salud, la actividad acuática (a 32º), no sólo permite el movimiento muscular y articular que no se logra en tierra sino que también brinda la oportunidad de experimentar sensaciones de bienestar, ritmo y relajamiento que inciden en el estado de ánimo, en su sueño y su apetito. Disfrutan la posibilidad de ejercitar espontáneamente distintas posiciones, empleando su tono muscular, su equilibrio y la combinación de movimientos en todas direcciones. Se inicia así el enriquecimiento de la inteligencia motriz, la capacidad de precisión en un gesto o movimiento, de acuerdo a la acción que se desea realizar. Todo esto influye en el desarrollo de los recursos para distintas habilidades, tanto en tierra como en el agua.
En el campo del aprendizaje, se revelan mas alertas y perceptivos con mas conciencia de sus capacidades y limitaciones. Despertar en ellos nociones del tiempo y del espacio. Se orientan en el nuevo mundo subacuático y, a la vez, en los distintos momentos de una sesión terapéutica acuática. En la infancia, el aprendizaje y el juego son lo mismo. El juego como convivencia, y el agua como entorno privilegiado para relacionar desde el inicio el placer con el aprendizaje.
Cada vez que iniciamos el vínculo con nuestro paciente, se pone en marcha un proceso de experiencias que irá construyendo los aprendizajes mutuos del paciente y del terapeuta como facilitador. Mas allá de los roles, el compromiso gira en torno a propiciar un entorno respetuoso de la infancia, la maravilla que encierra ese momento de la vida.
Como terapeutas nuestro método dentro de la actividad acuática, se apoya en la integración de cuatro pilares fundamentales:
- Impronta (experiencia personal). La huella de cada uno de nosotros tiene una experiencia acuática y una experiencia vivida en el cuerpo que el agua pone en juego en cada encuentro. El agua nos refleja, nos permite vernos y reflexionar sobre nuestra forma de comunicarnos con cada paciente y su modo particular.
- Información (conocimiento). Los objetivos y contenidos de aprendizajes encuadran el disfrute en un hacer con sentido, coherente y respetuoso de la etapas y niveles evolutivos de cada paciente.
- Intuición (empatía). Es experiencia acumulada pero activa, en movimiento. Esta percepción íntima e instantánea que guía nuestro hacer y nos permite comprender los diferentes estados anímicos de los demás.
- Inmersión (compromiso). Estar sumergidos, estar comprometidos en el proceso que encaramos juntos, da la profundidad y permanencia necesaria para asentar una base sólida.
Creemos y sostenemos que el aprendizaje  como adaptación al medio, en nuestros pacientes, se apoya fundamentalmente en la variedad de oportunidades y su frecuencia. La capacidad lúdica del agua es ilimitada y  una herramienta privilegiada para acompañar y estimular su desarrollo. El propio cuerpo, la imaginación y la palabra crean juegos que llevarán siempre con ellos, y el agua es un entorno favorecido para relacionar el placer con el aprendizaje. El desarrollo afectivo, intelectual y corporal no se produce en otros ámbitos con la calidad y la armonía que se logra en el agua.
                                                                                    
(*) Centro Educativo Terapéutico y Natatorio Bambú